Con más de 5000 kilómetros cuadrados y 240 edificios volcánicos diferenciados, el Campo de Calatrava es la mayor superficie volcánica de la península. De su tierra nacen productos de alta calidad, y lo que es más importante, con una personalidad única.

Un maar es un cráter ancho y bajo, producido por una explosión de agua subterránea al contacto con la lava. Generalmente estos cráteres se llenan de agua, formando lagunas volcánicas o cratéricas. En el Campo de Calatrava hay numerosos, y los cultivos están junto a ellos. La biodiversidad y la riqueza de su suelo, con alto contenido mineral, aporta singularidad a cada producto que sale de esta tierra.

La vid se impregna de las características de su entorno, se nutre de sus minerales, se hidrata con su agua, la luz le da vida y la temperatura le hace brotar. Trabajar con mimo la planta es asegurar la calidad de su fruto y el primer paso para un excelente vino. En el Campo de Calatrava la tradición vitícola se pierde en el tiempo, permitiendo una óptima adaptación de este cultivo a su entorno.

El clima mediterráneo continentalizado, con fríos inviernos y veranos soleados, ayudan a conseguir una maduración excelente y buena acidez. Consiguiendo vinos frescos, pero a la vez, sabrosos y persistentes.

La labor de nuestro enólogo, en Bodegas Anhelo, es conseguir que toda esta estampa de volcanes, clima y tradición quede encerrada dentro de cada botella. Nuestra singularidad, además del entorno, se refleja en el cultivo de variedades como riesling o bobal, cuya adaptación ha sido magnífica. El resultado final son vinos bien elaborados y diferentes, que os animamos a probar.